martes, 16 de diciembre de 2008

elementos para un primer beso

a las nubes,
que ellas también lo vieron

una noche, o también un día. Un momento, un espacio, un lugar de algo así como encuentro/desencuentro.
Un cuerpo, el tuyo; otro cuerpo, el mío.
Dos inseguridades certeras. Un paso claro, una apertura en un matorral imposible, una perfecta armadura quixotezca, una seguridad delirante sobre lo que el que avanza puede.
Una llegada recibida, acogida, un cuerpo espectante.
Finalmente una proximidad cada vez menor y dos cuerpos que no saben en qué instante fueron expulsados hacia ese movimiento; que previamente languidecen en la duda y ahora festejan una certeza.

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